El Congo es un país gigantesco con una problemática muy compleja de pobreza y una larga historia de explotación humana. Los servicios sociales son inexistentes. Afortunadamente existen muchas organizaciones (pequeñas muchas de ellas) que tratan de ayudar a la población.
PRH es una de ellas. Dos formadoras congoleñas ofrecen a la gente una ayuda psico-pedagógica en forma de cursos y, en caso necesario, un acompañamiento individual complementario. También tratan de colaborar con otras organizaciones a fin de ayudar de forma más eficaz a las personas cuyas condiciones de vida son a veces muy complicadas.
Por ejemplo, trabajan con el Centro Bana Poveda, una casa de acogida para 40 niños de la calle, que fueron a parar a la calle por diferentes razones. Estos niños son educados aquí, reciben una educación y si es posible se les devuelve a sus familias. Los mayores tienen la posibilidad de aprender un oficio y se les acompaña para que puedan volar con sus propias alas cuando se vayan del centro. PRH tienen un papel en esta formación.
Uno de los acompañantes nos cuenta: “Aparte de la formación práctica, estos jóvenes reciben también una formación psicológica. Una formación sobre temas éticos y sobre el desarrollo personal. Para esta formación acudimos a PRH. Los jóvenes aprenden a descubrir quienes son, con sus cualidades, sus defectos, y sus heridas. Es a través de las heridas que aprenden a ponerse en pie. Las formaciones prácticas y psicológicas van de la mano. El descubrimiento y el desarrollo de sus competencias hacen crecer a las personas y les posibilita un futuro. Esto da mucha esperanza”.
Esperanza, un joven del centro que se ha formado como zapatero, lo confirma: “De hecho, yo no sabía quien era en lo profundo de mí. Gracias a la formación PRH pude descubrir lo que soy y tomar conciencia de mis capacidades sociales, como vivir mejor junto a otros. Ahora puedo compartir lo que vivo con esos otros. Esto ha dado mucho más valor a mi vida .“
Como el centro dispone de medios económicos muy limitados, no se puede pagar a los formadores conforme a su trabajo, además de cubrir los costos del curso. Por eso no se puede garantizar la continuación de los mismos.